17 de julio de 2021

EL AÑO QUE VIVIMOS PELIGROSAMENTE

 

El 2020 fue el año más atípico a nivel global de las últimas generaciones por culpa de la pandemia del nuevo coronavirus. Este virus, junto con su enfermedad, conocida como Covid-19, han sido los principales protagonistas a nivel político, económico, social y sanitario. El coronavirus todavía no se ha marchado, pero en estos meses ha generado una serie de consecuencias que, sin lugar a duda marcarán el 2021 y la década entrante. 

Las cifras son impactantes. Que se sepa, más de 85 millones de personas han tenido el virus y más de 1,8 millones han fallecido a causa de este, aunque las cifras podrían ser muy superiores ya que durante el inicio de la pandemia se cree que se pasaron por alto millones de positivos. Para entender mejor todo lo ocurrido en 2020 en torno a este patógeno, es necesario analizar sus orígenes y su desarrollo. Las primeras noticias que el mundo comienza a tener sobre el coronavirus son del último día del año 2019. Ese 31 de diciembre China confirma varios casos de un virus desconocido que se ha estado expandiendo por la ciudad de Wuhan durante todo diciembre y podría tener su origen en el mercado de Huanan, donde se venden animales salvajes para consumo humano. 

Durante los primeros días de enero, la noticia no golpeó con dureza a la información internacional, pero las autoridades chinas comenzaron a investigar qué era el extraño patógeno y lo bautizaron como 'nuevo coronavirus' al averiguar que los casos no correspondían al virus SARS ni al MERS. Durante estas primeras dos semanas, se dio el primer fallecimiento registrado: un hombre de 61 años murió a causa de una neumonía severa el 9 de enero. En las siguientes semanas se suceden los primeros casos confirmados en países asiáticos, que son los primeros en ser golpeados, y el 21 de enero se da el primer caso en Estados Unidos, seguido el 24 por el primer caso en Europa, que entra a través de Francia. Aunque los países comienzan a tomar las primeras medidas de control a ciudadanos que vienen de Wuhan, la OMS no consideró al coronavirus una emergencia sanitaria de carácter internacional en su reunión extraordinaria del 23 de enero. El mes finalizó con la prohibición de entrada a Estados Unidos a aquellos extranjeros que hubieran estado en China 14 días antes, una medida catalogada de “exagerada” que sufrió duras críticas. 

Durante enero, todas las muertes se produjeron en territorio chino, pero a comienzos de febrero se registró el primer deceso en Filipinas a causa de la enfermedad. En estas primeras semanas, el mundo siguió funcionando casi de forma normal, pero se vieron las primeras imágenes de confinamientos masivos en China y la construcción de hospitales de campaña para atender a los enfermos. El gran gigante asiático quedó casi paralizado. 

El virus siguió avanzando en la sombra en Europa. Los casos comenzaron a golpear a Italia con dureza y la región de Lombardía fue la más afectada en los últimos días de febrero, algo que sería tan solo un preludio de lo que vendría en el continente. El último día de febrero también se confirmaría la primera muerte de las más de 350.000 que ha causado el virus en Estados Unidos. Marzo fue un mes fatídico para los países europeos. En cuestión de 15 días, todos los países de la Unión Europea cerraron sus fronteras progresivamente, algo sin precedentes ya que uno de los principios fundamentales del bloque comunitario es la libre circulación de personas entre sus miembros. Italia fue el primer país en decretar confinamiento total el 9 de marzo, pero esa misma semana prácticamente todos lo hicieron. 

El 11 de este mismo mes la OMS declara la situación como pandemia. Llama particularmente la atención la crisis que pasaron España e Italia durante estas primeras semanas de encierro. La cuarentena llegó tarde y el contagio se produjo de forma masiva en estos países. Las cifras oficiales no arrojaban más de 10.000 casos diarios, pero los datos reales seguramente fueron mucho mayores. Los decesos se dispararon hasta niveles no pensados y no vistos semanas antes en China. Para la primera semana de abril, Italia superó los 1.000 fallecidos diarios y España se quedó en 950.

El resto es historia.

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