8 de septiembre de 2021

ELLOS GOBIERNAN EL MUNDO

Nunca ha habido tantos milmillonarios, y su riqueza ha alcanzado un récord histórico. Mientras tanto, las personas en mayor situación de pobreza del mundo se han empobrecido aún más. Numerosos gobiernos están alimentando esta crisis de desigualdad al conceder beneficios fiscales a las grandes empresas y las personas ricas mientras siguen sin financiar adecuadamente servicios públicos básicos, como la salud y la educación. Las personas en situación de pobreza son quienes se ven más afectadas por estas políticas. Los costes humanos son enormes, y son las mujeres y las niñas las que más sufren las consecuencias. 

 Pobreza extrema vs. riqueza extrema: ¿cúal es la magnitud de la desigualdad? 

El 1% más rico de la población posee más del doble de riqueza que 6900 millones de personas. Casi la mitad de la humanidad vive con menos de 5,50 dólares al día. En la cúspide de la pirámide económica, un reducidísimo grupo de personas acumulan billones de dólares. Sus fortunas y su poder crecen de forma exponencial. Actualmente, los milmillonarios poseen más riqueza que 4600 millones de personas (el 60% de la población mundial). Mientras, aproximadamente 735 millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema. Una factura médica o una mala cosecha bastarían para que muchas otras se vieran sumidas en la miseria. 

Además de ver cómo sus fortunas siguen creciendo, los más ricos (al igual que las empresas que poseen) disfrutan también de los niveles impositivos más bajos de las últimas décadas. A su vez, el peso fiscal recae de manera desproporcionada sobre los trabajadores. Cuando los gobiernos conceden beneficios fiscales a las grandes empresas y las personas ricas, hay menos dinero para servicios básicos como la educación y la salud, lo que incrementa aún más el volumen de trabajo de cuidados que recae sobre las mujeres y las niñas. 

En la actualidad, hay 258 millones de niños sin escolarizar: uno de cada cinco. Por cada 100 niños que están sin escolarizar, hay 121 niñas a las que se priva de su derecho a la educación. Al mismo tiempo, los servicios públicos sufren un déficit crónico de financiación o se subcontratan a empresas privadas que excluyen a las personas más pobres. En muchos países, los servicios de educación o salud de calidad se han convertido en un lujo que solo se pueden permitir las personas ricas. Esto repercute gravemente en el futuro de los niños y en las oportunidades que tendrán para disfrutar de una vida más larga y próspera. Cada día, 10.000 personas pierden la vida por no poder costearse la atención médica. Cada año, 100 millones de personas se ven arrastradas a la pobreza extrema por los gastos médicos que deben afrontar.

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